Antonio Miguel Nogués Pedregal

©/2 Antonio Miguel Nogués Pedregal y Raúl Travé Molero (2010)
Programa Contaminaciones – Radio UMH
Editorial del 28 de abril de 2010

Un volcán islandés entró en erupción y los cielos de Europa se ennegrecieron colapsando por unos días el flujo de personas y, sobre todo, de capitales. Recurrir a una metáfora ecologista y decir que esto es una queja de la tierra que brama por lo que le hacemos, es un ejercicio de literatura barata que le resta a la prosa y a la metáfora toda su potencialidad transformativa. Decir, por ejemplo, que la nube de ceniza islandesa ha mostrado que el desarrollo capitalista tiene los pies de barro porque el colapso aéreo tendrá consecuencias negativas para la recuperación económica, es una redundancia. Nadie duda ya de que los fundamentos del capitalismo son cortoplacistas y autodestructivos, y de que cualquier ocasión es buena para ir justificando futuros recortes salariales o expedientes de regulación de empleo.

Sin embargo, lo que más nos llama la atención es que ningún medio de incomunicación, ni ninguno de esos tertulianos que hablan de todo porque de nada saben, hayan señalado que el volcán nos da la oportunidad de escuchar al propio capital hablando sobre la amoralidad sobre la que asienta.

No. La imagen del volcán no es ni una queja de la Tierra por lo que le hacemos al medioambiente, ni tampoco es un símbolo de la putrefacción de nuestro decadente orden de cosas que mantenemos con nuestras prácticas diarias y nuestros silencios perpetuos. Estas metáforas tan sencillas solo muestran el uso ideológico que del poder transformador del lenguajes hacen los editorialistas metidos a literatos del régimen. La erupción del volcán es una ocasión irrepetible para que aquellos que todavía dudan, escuchen qué somos todos los que habitamos este planeta para los representantes del capital.

Hace unos días el presidente del grupo Globalia -al que pertenece la aerolínea Air Europa-, un ciudadano llamado Juan José Hidalgo, se quejaba de que Eurocontrol hubiera “extralimitado los sistemas de seguridad” porque esto había supuesto la pérdida de no sé cuántos miles de millones de euros. Y es que, afirmó, “cuando esta gente toma las decisiones no les duele el bolsillo”. Terrible frase que destapa todo el hedor que ocultan los consejos de dirección de las grandes corporaciones y multinacionales.

Y ninguno de los voceros de los grupos de comunicación ha dicho esta boca es mía ante tal barbaridad. Porque para hablar del volcán es más fácil recurrir al lugar común de las metáforas que nos aletargan, que ahondar en el poder transformador de la poesía y hablar de las prácticas capitalistas en relación con azufre, hediondez, toxicidad o cenizas.

Que no se preocupen los muchos ciudadanos Hidalgos por los gastos que les haya podido acarrear a tantos miles de ciudadanos el retraso en sus vuelos. Sé que lo han pagado con gusto porque aprecian más sus vidas que llegar a tiempo a ninguna parte. Que no se preocupen estos ciudadanos Hidalgos que desde sus amorales presidencias apuestan con vidas ajenas en el casino financiero global a que los aviones no se van a caer. ¡¡Qué lindo concepto de seguridad que tienen y a lo que lo aplican!!; seguridad para el capital y sus beneficios; seguridad para las inversiones y especulaciones; seguridad, en fin, para mantener la administración de este orden de cosas que llamamos capitalismo.

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